La mente Zen y la
práctica de correr comparten una analogía, la vía del tren. La vía por donde pasa
el tren siempre es la misma, no debe ser más ancha y no debe ser más estrecha.
Debe ser constante. A cualquier parte que vayas, normalmente la vía del tren es
la misma. Así ha de ser la mente Zen y así debe ser nuestro correr-zen.
Los paisajes por
los que corremos puede que cambien, pero siempre vamos por la misma vía. En
esta vía no debe haber comienzo ni fin, solo práctica. No hay objetivo que
lograr. Ese es el camino.
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