lunes, 31 de marzo de 2014

Libertad

En los tiempos que corren nuestra mente vive en una búsqueda constante de libertad. Creemos, no obstante, que la libertad no es otra cosa que hacer lo que nos apetezca, lo que más nos guste, y que la realidad se ajuste a nuestras preferencias.

Confundimos hoy día el concepto de libertad con hacer únicamente lo que nos venga en gana. La sociedad actual padece del mal crónico de solamente estar dispuesto a hacer lo que le divierte. Nada más lejos de la realidad. La libertad es dirigir todos los aspectos de nuestra vida diaria hacia un objetivo claro.

Libertad es realizar con la precisión de un practicante de tiro con arco la acción de comer o la acción de fregar los platos. Completamente uno con lo que haces, sea lo que sea. Quizás eso se aproxime más al concepto de libertad. A liberarse de las ataduras de la mente y de los engaños que la sociedad de consumo nos ofrece.



martes, 25 de marzo de 2014

Rechazo

Cuando rechazamos alguna característica de otra persona, estás rechazando en su imagen esa característica que está dentro de nosotros.

Quién no tiene un compañero de trabajo o "conocido" al que le cuesta mucho tolerar, que le saca de sus casillas, que provoca en nosotros la peor de las reacciones. Aborrecer a otra persona, desde un punto de vista filosófico, viene dado porque posee alguna cualidad que nos "llega" profundamente y provoca malestar en nosotros. No es otra cosa que un efecto espejo de algo que existe adentro nuestro y no queremos reconocerlo -interiormente-.

Si alguien nos parece insoportable, quizás deberíamos plantearnos en ese momento si nosotros solemos ser insoportables. Si alguien tiene mal genio, podríamos hacer examen de conciencia y ver si en ocasiones nosotros sacamos nuestro mal carácter también.

La persona que saca lo peor de nosotros, en el Zen, es nuestro espejo y por tanto es nuestro maestro espiritual. Es quien más nos va a enseñar sobre nuestro comportamiento.



domingo, 23 de marzo de 2014

¿Necesito un plan de entrenamiento?

Para responder a esta pregunta hay dos vertientes claras:

- Si corres sin objetivos concretos, solamente por el placer del aire golpeando tu cara y por la desconexión del día a día que provoca en tu cerebro, no necesitas ningún plan.

- Si tienes en mente a medio o largo plazo participar en un medio maratón o, por qué no, en un maratón, la respuesta es definitivamente sí.

No debes ver un plan de entrenamiento como un trabajo o como una obligación. Aunque hay que seguirlo lo más firmemente posible, la visión es la de una herramienta que te permitirá alcanzar tu objetivo final. Y dadas nuestras capacidades, no debería ser otro que terminar 21 o 42 kilómetros de la mejor forma posible.

Otro punto a favor de los planes de entrenamiento es que te ayudan a adquirir disciplina y constancia. Dos cualidades muy importantes en nuestro día a día y que ayudan a vencer a la pereza y al sedentarismo.

Recuerda, hay muchos planes de entrenamiento genéricos, incluso en esta página, pero cuando se trata de recorrer largas distancias, acude primero a tu médico de cabecera y a un especialista en medicina deportiva que te hará un plan a tu medida. Para correr tantos kilómetros incluso es recomendable antes de comenzar realizar un test de esfuerzo y, a partir de ahí, elaborar un plan personalizado.



jueves, 20 de marzo de 2014

El pato y el samurai

Cuenta una vieja historia Zen que hace mucho tiempo, en un lago al norte de Japón vivía en paz una pareja de patos mandarines. Estos, junto con sus crías, tenían una existencia en calma, sin nadie que perturbase su bienestar.

Un verano un joven samurai se instaló a orillas del lago. Construyó su cabaña para que su mujer tuviera cobijo a la espera de dar a luz a su primer hijo. Era una pareja muy pobre. El samurai no esperaba otra cosa que la llamada de un noble señor que le propusiera servirle.

Una noche, la mujer le despertó y le dijo: "Ya sé que somos pobres, pero desde hace tiempo tengo la necesidad de comer carne, y si no lo hago quizás nuestro hijo sufra".

Al samurai, que no dijo nada, le vino a la mente la sensación de placer de tener un plato de carne delante, saborearlo. Así que cogió su arco, salió por la noche y vio como el pato mandarín se cruzaba mientras daba su paseo nocturno. El samurai, hábil con su arma, acertó en el blanco a la primera. Recogió la presa y la colgó de un árbol cercano. Pensando y anticipando el placer de la comida del día siguiente se fue a dormir.

Un extraño sonido los despertó durante la madrugada. Delante de la puerta de su cabaña se escuchaba un "tap, tap" constante, como un batir de alas. Cuando  salió, pensando que era su futura comida que no estaba muerta, vio a la hembra intentando alcanzar a su pareja. Le daba igual que estuviera muerta. Ni la amenaza del samurai con el cuchillo provocó que la hembra de pato mandarín se alejase de su pareja. Entonces, un sentimiento extraño se apoderó del samurai. Despertó a su mujer y le mostró aquel espectáculo de amor conyugal. Y su mujer lloró. Reconocieron el apego absurdo a comer carne y lo que había provocado.

Después de esto, el samurai se cortó el pelo de hombre de guerra y se hizo monje. Protegió a los animales y su nombre es venerado desde entonces.



martes, 18 de marzo de 2014

Lesión Zen

Supongamos que no has hecho caso de los consejos que todo experto en running te ha dado y has empezado a correr como alma que lleva el diablo, en lugar de seguir un plan de entrenamiento progresivo que adapte tu musculatura y tus articulaciones a un deporte de tanto impacto como correr.

Otra posibilidad es que estuvieras preparando una carrera y a un mes vista, cuando estabas en la fase de carga y te sentías "a tope"...¡zas!. Una torcerdura de tobillo, una molestia en la rodilla que no se marcha después de varios días en reposo... ¿y ahora?

Está bien, ver que el tiempo pasa y no te recuperas puede sacar de sus casillas a cualquier corredor. Pero algo habremos aprendido en este tiempo de vida del blog. Lo primero que debemos tener en cuenta es que, sea lo que sea, todo está bien. Ya sé, parece una locura, pero una lesión "leve" suele ser un aviso de que algo hemos estado haciendo mal -o mala suerte, que también las hay-.

¿Que no podemos participar en la carrera que habíamos planeado? Vale, así llegaremos mejor a la misma carrera el año que viene, con una planificación a largo plazo. Ve al médico, al fisioterapeuta. Averigua qué tienes y si es algo que puedes evitar cuando retomes el pulso a los entrenamientos. Pídele consejos sobre cómo recuperarte mejor.

Algo que muchos corredores obvian es que se debe fortalecer la musculatura. El gimnasio es el aliado perfecto para ello, aunque hay alternativas como trabajo en cuestas, por ejemplo.

A nadie le gusta parar y ver como sus planes se frustran, pero el Zen nos dice que todo lo que llega está bien. No debemos apegarnos a un plan de entrenamiento, a competir en una carrera. Si te sientes ansioso por volver a correr, medita. Respira. Vuelve al momento presente, a lo que estés haciendo. Te servirá de ayuda y te apartarás de las expectativas.

Corremos para divertirnos, para desconectar, para estar con nosotros mismos. Competir lo dejamos para los deportistas de élite.



jueves, 13 de marzo de 2014

Correr y el estrés

Es bastante conocido que correr es un gran medio para reducir el estrés. Además de generar endorfinas y producir un bienestar bastante adictivo, el hecho de que el cuerpo y la mente estén íntimamente conectados favorece que la práctica del running sea un medio muy eficaz para calmar esa avalancha de pensamientos negativos que nos viene de vez en cuando.

A través del ejercicio provocamos estrés y cansancio en nuestro cuerpo y esto tiene un efecto inmediato en nuestra mente. Con el cansancio de nuestro cuerpo, las piernas pesadas y el agotamiento la mente no tiene fuerzas para darle vueltas a las películas de producción propia.

El hecho de correr, sobre todo cuanto más larga es la distancia, proporciona un efecto tranquilizante en nuestra mente.



martes, 11 de marzo de 2014

Mindfulness

¿Qué es eso de mindfulness?

Una definición puramente occidental sería la capacidad de centrar la mente en el momento presente, una cualidad que nos permite permanecer presentes, atentos y reflexivos a lo que sucede a nuestro alrededor.

Lo que se intenta conseguir con la práctica del mindfulness es permanecer activos y conscientes en el ahora, sea lo que sea que estés haciendo. Si bien está científicamente demostrado que la meditación es un vehículo ideal para entrenar nuestra mente y así tener un mayor control sobre nuestros impulsos, el mindfulness va un pasito más allá. No como sustituto sino como compañero perfecto.

El fin -si es que hay un fin- es que el estado de "concentración" sea continuo, permanente. Vivir y estar el mayor tiempo posible y sea lo que sea que estés haciendo. El ejemplo más común es el de lavar los platos. Y es un ejemplo perfecto porque no es algo agradable, algo que nos apetezca hacer así porque sí (limpiar el baño es otro ejemplo de actividad poco apetecible). En lugar de plantarnos delante del fregadero y lavarlos a toda prisa para sentarnos luego a ver la televisión, la idea de esta corriente es solamente limpiarlos, ser consciente de ello, de cada movimiento.

Supongamos que estás comiendo una naranja en la oficina. Lo más normal es que antes de terminar el primer gajo ya estés preparando otro para meterlo en tu boca. Esa no es la idea. No es algo malo, simplemente actuamos por impulso, como máquinas. En lugar de eso, cuando estés comiendo una mandarina no lo hagas atropelladamente. Cuando estés lavándote los dientes, lávate los dientes. Fíjate en cómo el cepillo va girando por tu dentadura, cómo se mueve tu brazo. Esa sí es la idea.

El mindfulness impide que tu mente comience a divagar sobre qué pasará luego o sobre qué te pasó con un compañero ayer y por qué te dijo lo que te dijo. No tiene sentido volver a vivir lo vivido. Ya pasó. O ya llegará. Esta fuente de creación de problemas que cada uno tiene en su cabeza es el mayor productor de estrés a nivel mundial. ¿Cómo pararlo? Estando en cada momento. Centrarte en lo que ocurre y se siente en cada momento más allá de las emociones, valorando lo que ocurre desde un punto de vista global. Lo que es, es. Es completamente imposible que todo salga como queremos. Si no lo valoramos sino que lo aceptamos tal y como viene, sin dar vueltas y poner a trabajar a nuestra mente irascible es lo que buscamos y pretendemos conseguir con esta práctica.

Puedes reservar un día a la semana para intentar permanecer consciente en lo que haces. Si lo ves muy complicado, empieza por acciones cotidianas. No te duches siguiendo la misma rutina. Cambia las pautas. Camina por lugares diferentes que te mantengan alerta. Así, paso a paso, llega el cambio.








martes, 4 de marzo de 2014

Cruzar el río

Era invierno y dos monjes budistas iban camino del monasterio cuando se encontraron a los pies de un lago helado a una mujer que debía cruzarlo pero tenía miedo de hacerlo por si la capa de hielo se rompía. El monje de más edad subíió a la mujer sobre sus hombros y así los tres cruzaron el río.

Durante el resto del duro camino, el monje más joven mostraba un semblante enfadado, furioso. Algo estaba alterando su conciencia, así que su compañero le preguntó:

- ¿A qué se debe esa expresión de enfado en tu rostro?

- Lo sabes bien, un monje budista no debe tocar a una mujer, y tú incluso la has aúpado sobre tus hombros, reprochó el joven.

Y tras un instante de reflexión, el monje que había ayudado a la mujer respondió:

- Tienes razón, yo la llevé. Pero la dejé al cruzar el lago helado. Sin embargo, tú todavía la llevas sobre tus hombros.

Cargar con resentimiento impide ver la realidad tal y como es. Déjalo ir.



domingo, 2 de marzo de 2014

Recuperación tras el ejercicio

Existe la creencia de que cuanto más se entrena y cuanto más tiempo dedicamos a correr mejor será nuestro rendimiento en las pruebas en las que compitamos. Si bien para -por ejemplo- bajar de tres horas en una maratón es necesario dedicar una cantidad de tiempo importante para un corredor porpular, muchas veces lo hacemos dejando de lado la recuperación de los esfuerzos. La recuperación comienza por un pequeño enfriamiento al trote, dedicando tiempo a conciencia a los estiramientos y con una adecuada ingesta de líquidos antes, durante y después del ejercicio.

El período de recuperación es el que utiliza nuestro cuerpo para reponerse del entrenamiento reparando el estrés producido y mejorándolo. De ahí que cuando con el tiempo hacemos el mismo ejercicio nos fatiga menos. Por supuesto, este período debe incluir horas de sueño de calidad. La meditación es una herramienta eficaz que podemos sumar a nuestra vida diaria y que ayudará a nuestra recuperación. Una mente tranquila es el primer paso para un cuerpo tranquilo. Un cuerpo tranquilo, relajado, se recuperará mejor que uno estresado.

Además, podemos utilizar la ducha para aumentar el flujo sanguíneo que ayudará a la recuperación de nuestros cansados músculos. Simplemente alterna entre agua fría y caliente.

Conviene recordar que una buena forma de recuperarse es practicando ejercicio físico suave, a baja intensidad.

Por último, nada de esto funcionará sin una alimentación equilibrada. Dificilmente podremos, a base de comida basura y bollería industrial, evitar lesiones o mejorar nuestro rendimiento deportivo.


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